lunes, 21 de enero de 2008

Más cholista que el Cholo



Simeone cambió de nombres pero no de esquema, no quedó conforme y se vendrán más pruebas antes del superclásico. Fue clave una charla del técnico con Ortega.

No, no y no".

La cabeza no para de moverse. Por fuera y por dentro, el Cholo se hace el bocho. Camina con las manos detrás de la espalda, mira el piso, se sienta sobre una pelota y charla con Nelson Vivas y Andrés Guglielminpietro. Cinco, diez, quince minutos, el técnico habla mientras sus colaboradores asienten. Algo no va. No funciona como esperaba. Por eso se levanta, va derechito hacia el área en el que los jugadores terminan de elongar. Se le acerca a Alexis Sánchez, se sienta a su lado, quiere recordarle lo que pretende de él. El chileno abre grande los ojos. Parece no entender. Como no encuentra saleros, tenedores ni escarbadientes a su alrededor, el DT arranca una mata de césped y dibuja movimientos. Gesticula, insiste. Cuando siente que el delantero comprendió, recién ahí, se levanta. Al pasar hace lo mismo con Gerlo y Abreu. Y le dice algo a Rosales, a Augusto Fernández... Diego Simeone se rompe la cabeza por encontrar al mejor River. Sabe que el triunfo ante Racing fue casi un espejismo. Reconoce que el 3-3-3-1 no está aceitado. Y asume que frente a Boca, el sábado, no se puede dar ni la más mínima ventaja. Pero pese a todo, no cambia. Sube la apuesta y aunque el ensayo frente a los pibes de la Reserva volvió a dejarle más dudas que certezas, no modifica el croquis. Es más Cholista que el Cholo...

El mismo que anunció un cambio de esquema después del 2-0 ante Racing. Pero no. Obsesionado y preocupado, cortó más temprano de lo que su familia deseaba el día libre que tuvo el domingo y se internó en su habitación del Costa Galana para ver el video del partido. Ahí, comprobó que si bien el equipo se paró unos 20 metros más atrás de lo que habían ensayado, el mayor déficit estuvo en la poca precisión que mostraron sus jugadores. "Con tres atrás, con ocho en el medio o con diez delanteros, si errás 299 de los 300 pases que intentás, no hay sistema que funcione", comentó en la cena. Y al rato escuchó en boca de su capitán Ortega que la solución está en darle horas de vuelo al equipo.

Con ese empujón, el Cholo volvió a la carga con mil indicaciones. Sobre todo para Rodrigo Archubi, quien apareció por primera vez en el equipo (ver aparte), y para el chileno Sánchez, quien le aporta casi el mismo desequilibrio cuando va para adelante que cuando debe retroceder... De ahí parte de su fastidio. ¿Parte? Sí, porque por la derecha el equipo tampoco fue un relojito. De hecho, de un bochazo largo de Ponzio (reforzó a los juveniles y Ahumada fue el cinco titular) a espaldas de Augusto, que Gerlo no llegó a cerrar, llegó la definición de Diego Cardozo en el cuarto de hora de fútbol. Esto volvió a preocupar al DT. Porque si bien no sentó a los 11 para hablar, sí los fue buscando de a uno. ¿A quiénes? A Carrizo; Gerlo, Cabral, Tuzzio; Augusto, Ahumada, Archubi; Rosales, Ortega, Sánchez; Abreu. Los mismos que un rato antes ganaron 3-0 un táctico y los responsables de que, aunque los hinchas le pidan cambios, el Cholo se la siga jugando con la suya.
Enviado especial.

Cholo Simeone

Cholo Simeone

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