lunes, 22 de octubre de 2007

Punto de madurez

Simeone pensó el partido desde otro lugar. Más que guapo, esta vez fue un técnico realista.

No faltará quienes crean haber descubierto en Simeone un repentino ataque de mezquindad. Tantos minutos jugó Estudiantes en su propio campo, tan inclinado al contraataque en casi todo el segundo tiempo, y además, mirá qué pecado, el Cholo termina incluyendo un defensor por un mediocampista.

Una rareza, sí señor, pero antes que una rareza que expresa una involución, una rareza que expresa una clara evolución en un entrenador cuya declaración de principios sabe a trébol de cuatro hojas en un fútbol intoxicado de románticos de utilería. Simeone, digámoslo, ya ha demostrado con creces que le sobran espíritu ofensivo, mentalidad ganadora y coraje. En todo eso abundó el Estudiantes campeón del Apertura 2006, el Estudiantes tercero del Clausura 2007 e incluso el mustio Estudiantes de este mismo torneo. Un Estudiantes herido de mal ausencias, víctima de una insólita cadena de lesionados (teléfono para el profe: algunos se lastimaron dos y hasta tres veces y últimamente caen como moscas hasta en los entrenamientos), perturbado por el espíritu levantisco de la Brujita Verón, desencantado de su propio juego, de su escasa liga, de los pocos puntos acumulados.

Con semejante contexto, llegar a la Bombonera y salir a campo traviesa hubiera representado una especie de puerilidad en la que, recordémoslo, el Cholo había incurrido cuando todavía había chances de alcanzar el bicampeonato y en el arranque de esta temporada. El Cholo de ayer, en cambio, declinó parecer más guapo que la propia guapeza, se puso a salvo de los acosos de sus aprensiones éticas y pensó el partido desde otro lugar.

Así y todo Estudiantes pegó primero, tuvo oportunidades de sellar la victoria y no se olvidó de Caranta ni cuando tenía rodeado el rancho. Sin una dosis de realismo no hay Gran DT que valga.

Cholo Simeone

Cholo Simeone

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