viernes, 4 de enero de 2008

Campeón del trabajo



El Cholo arrancó su ciclo con un pedido a los jugadores: menos palabras (su charla de presentación duró sólo tres minutos) y muchos más hechos. Y a la hora de los bifes, dio el ejemplo.

Bueno, lo que quiero decirles es que es un honor trabajar con ustedes y que espero el mayor compromiso por parte de todos para construir un River vistoso. Así que a trabajar".

Había que afinar bien el oído detrás del alambrado que delimita la cancha auxiliar del Monumental para escuchar lo que decía Diego Simeone, 20 metros más allá, en el círculo central. Por el ruido ambiente del lugar y porque pese a llevar más de una hora en el club, en apenas tres minutos el Cholo se presentaba a sus jugadores, hacía un rápido repaso por su cuerpo técnico y, con un aplauso seco, casi automático, daba por iniciado su ciclo en River. Sin discursos eternos, gestos grandilocuentes ni arengas movilizadoras. El hombre cuidadoso de la estética y las formas, el mismo que se había pasado casi tres horas atendiendo a la prensa al firmar su contrato, en apenas segundos dejaba en claro que hoy lo más importante no son las palabras. Y lo ratificaba con hechos. Porque cuando el Profe Ortega ordenó el primer ejercicio de la mañana, se colocó a la cabeza de uno de los grupos. Campeón se nace, aunque también se hace. Y el Cholo quiere ser el campeón del trabajo.

Inquieto, ansioso, feliz, el Cholo había llegado a Núñez cuando el reloj todavía no había marcado las ocho. Sin Giovanni ni Gianluca, sus hijos mayores y quienes lo habían acompañado en la presentación del 15 de diciembre, pero bien escoltado por Nelson Vivas y Andrés Guglielminpietro, se dio un fuerte abrazo con José María Aguilar y se metió en el vestuario para esperar la llegada de los jugadores, quienes estaban terminando de desayunar luego de los estudios de laboratorio a los que habían sido sometidos. A pura sonrisa, el presidente le deseó suerte y comentó sentirse "ilusionado por el inicio de un nuevo ciclo y contento por poder tener al técnico que el hincha de River quería".

Entre apretones de mano, muchos "un gusto" y un abrazo un poco más cariñoso y cómplice con el Burrito Ortega, el Cholo dejó la impecable remera blanca y el jean último-modelo-temporada-2008-2009 para ponerse por primera vez la pilcha de entrenamiento de River. Espió el trabajo de resembrado del césped del Monumental que había pedido y salió rumbo al encuentro público con su plantel. Ahí, con sus jugadores listos para empezar a transpirar, más Sebastián Abreu a punto de partir para realizarse la revisión médica, fue directo y conciso. No hubo ida y vuelta. Tampoco hacía falta. Conscientes de que no pueden repetir otro año como el pasado, los jugadores captaron el mensaje al vuelo. Un gesto que al Cholo, íntimamente, le dio la primera satisfacción de la mañana.

"Dale, eh, hay que dejar todo". Durante los siguientes 90 minutos, lo que duró el primer entrenamiento, Simeone se mostró como ejemplo de lo que pretende. Y de a ratos fue el líder que quiere encontrar en el plantel. Por eso encabezó el grupo de Ahumada, Vega, Burzac, Musacchio y Lizio. Por eso se prendió en un loco con Ferrari, Ponzio, Gerlo, Ortega y Rosales. Y por eso, cuando el calor era insoportable y la única orden era elongar los músculos, empezó a hacer visitas puntuales. Le pidió maravillas a Alexis Sánchez. Le dijo a Rosales que quiere sacarse la espina de dirigirlo. Y le explicó a Falcao que le tiene una fe ciega.

Aunque en su época de jugador nunca se caracterizó por ser un habilidoso, al volver al camarín local gambeteó como pocos el asedio periodístico que su presencia había provocado. "Hablamos más adelante, un día antes del primer partido", aclaró y, también con pocas palabras, pasó para el viernes que viene su primer contacto en funciones, ya que River debutará en el Pentagonal de Verano, frente a Independiente, el sábado 12. "Tengo que seguir trabajando", fue su breve despedida. ¿A casa? No, al despacho de JM Aguilar, quien lo esperaba para hablar de refuerzos, para almorzar y diagramar lo que se viene. Obvio, para seguir trabajando.

Cholo Simeone

Cholo Simeone

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