sábado, 8 de diciembre de 2007

"Chau, gracias"



Ovacionado, y muy emocionado, Simeone se despidió de Estudiantes. No dio argumentos ni habló de su futuro, pero en River lo esperan con el portón abierto para suceder al Kaiser. Hola, de nada...

Olé, olé, olé, olé, Cholo, Cholooo". El grito, ya visceral, lo conmovió. Miró con esas miradas que buscan fotocopiar imágenes para siempre y alzó su brazo derecho. "Vení, vení, cantá conmigo, que un amigo vas a encontrar, que de la mano, de Simeone, todos la vuelta vamos a dar". Otro estruendo para el hombre que se había movido poco y nada durante el partido y que había quedado colgado, mirando el césped, sin moverse, volando con sus pensamientos y sensaciones. Entonces fue su brazo izquierdo el que agradeció, mientras los ojos comenzaban a picarle y la despedida, su despedida, se hacía carne.

"Buenas noches... Bueno, es para comunicarles que nos vamos, que dejamos Estudiantes, un lugar donde hemos compartido muy lindas situaciones durante un año y medio. Entiendo que es el momento para tomar esta decisión, me duele por todo lo que hemos construido pero también estoy seguro de la decisión que estoy tomando. Agradezco a toda la gente y a los jugadores porque han demostrado ser grandes hombres y profesionales. Estoy tranquilo porque banqué situaciones y por una cosa u otra no se han podido dar, es el momento para dejar y seguir en contacto con toda la gente de la mejor manera. Fue un día difícil, me sentí en todo momento incómodo, pero también estoy tranquilo porque le di lo mejor que tengo a Estudiantes, dejamos un equipo con un rasgo muy marcado. Agradezco a los periodistas, sobre todo a los de La Plata, a toda la gente que hoy ha coreado mi nombre... Y bueno, un hasta luego, chau, gracias".

A la medianoche clavada, el Cholo les ponía palabras propias a los rumores. La reunión a la que había convocado al plantel en el vestuario del estadio Ciudad de La Plata, una hora y media antes del partido, había sido postergada. Titulares, suplentes y quienes ni siquiera estaban concentrados coincidieron en el camarín tras el 2-0 a Olimpo y enfocaron al hombre vestido de impecable negro. Sentado en un rincón primero, y caminando de un lado al otro con sus manos entrecruzadas después, comenzó a destilar un sentido discurso de despedida frente a sus ya ex dirigidos. Afuera esperaban un escritorio, una silla y un micrófono, para el chau público.

En las tribunas también se palpaba cierto aire de resignación. La mayoría de los 22 mil hinchas daban por hecho el alejamiento de uno de los cuatro entrenadores campeones con el club (además de Zubeldía, Bilardo y Manera), mientras que otros se resistían a creerlo. Había banderas de apoyo (ninguna en contra) y hasta carteles, pero el

"Cholo, Cholooo" que se escuchó luego de que los parlantes anunciaran a Simeone fue tirando a tibión.

Con el argumento —no mencionado— de que los directivos no cumplieron, ni van a cumplir, con sus expectativas de refuerzos (cuatro, más la continuidad de Verón y Domínguez), el entrenador se liberó del vínculo que lo ataba al club hasta junio. En las últimas horas, fuentes dirigenciales pusieron en duda la existencia de aquella famosa cláusula que establecía que el Cholo debía resarcir al club con u$s 500 mil en caso de no terminar su contrato. Pero cuidado: esto no implica que Diego Pablo se vaya sin indemnizar a la institución. En ese sentido, la CD de Estudiantes avisó que hoy hará una conferencia de prensa o emitirá un comunicado. No hace falta, claro, que River haga lo mismo: ya tiene las puertas abiertas para dirigir al club en cuya escuelita de fútbol juegan Gianluca y Giovanni, sus dos hijos.

Cholo Simeone

Cholo Simeone

.

.

.

.

.

.