Si alguna bofetada más le faltaba comerse a River, la ligó ayer por la mañana, cuando Ramón Díaz les anunció telefónicamente a los dirigentes que se quedaría en San Lorenzo. Porque, futbolísticamente hablando, el intencionado histeriqueo del riojano más deseado dejó a los dirigentes más en Pampa y la vía todavía... Cuando las decenas de carpetas con proyectos y currículums iban camino a la basura porque ya estaba instalado Ramón, volvieron a surgir -aunque con más prudencia- los nombres de Diego Simeone, Claudio Borghi, Leonardo Astrada, Américo Gallego y Juan Ramón Carrasco.
Con el corazón roto y las pulsaciones a mil por la calentura, River eligió no salir corriendo a buscar DT. Todo lo contrario: pasó a cuarto intermedio hasta la semana próxima. "Dejaremos pasar unos días y nos volveremos a reunir para ver los pasos a seguir", dijo el presidente, José María Aguilar al término de una reunión con todos los vocales.
"No estoy dolido y no tengo nada que reprocharle a Ramón. Me parece bien que un profesional elija donde quiere actuar", agregó. Intentó mostrarse sereno, pero la procesión iba por dentro. Es que en Núñez no había ningún plan B porque todos ya veían a Ramón en el banco.
Por eso, ese escueto no que le dio el DT de San Lorenzo al secretario Mario Israel, dejó muchas almas heridas. Antes de las 9.30, Aguilar recibía la peor noticia y no en boca del Pelado.
La primera medida fue la de parar la pelota y llamar a reunión para la tarde. Allí, en medio de mil nombres (Comizzo, Chilavert, Pumpido-Enrique, Omar Labruna, Trotta, Jorge Da Silva), saltó un dirigente que, en un momento de serenidad, dijo: "Paremos un poco, no podemos enloquecernos. Mañana en los diarios van a salir todos estos nombres, pero no avancemos con ninguno hasta estar seguro de que alguno nos diga que sí". Está claro: River no puede volver a meter la pata.
Si bien no se hará nada en estas horas, Simeone y Borghi corren con ventaja. El Cholo porque es el que más gusta y el Bichi, si bien no convence a algunos, porque es el que más rápido vendría (pagando una pequeña multa, puede desligarse pronto del Colo Colo). Simeone, en cambio, tiene una cláusula de rescisión pero -al ver que ya estaba puesto Ramón- se embaló pidiendo refuerzos en Estudiantes.
Astrada tiene contrato con Colón hasta mitad de 2008 y, según los dirigentes santafesinos, les dio su palabra de seguir. Gallego está casi descartado porque, para irse de México, debe pagar una cláusula carísima. Y Carrasco se ubicó en este escenario porque llegaría con el aval de Francescoli y es híperofensivo (ver Carrasco...), aunque hay pruritos por su fuerte temperamento.
Lo cierto es que, en on, casi no hubo reproches para el riojano. Apenas el protesorero Héctor Cavallero dijo públicamente "Se fue tras la zanahoria del dinero".
El resto de los dirigentes, mientras votaban por el cuarto intermedio, insultaban por lo bajo al Pelado por sentir que usó a River. El martes, vale recordar, recibió en su casa a Aguilar e Israel y les bajó el pulgar a Ahumada, Lussenhoff y Gerlo, y les pidió refuerzos, en una clara señal de que el desembarco era inminente. Por eso algunos, ayer, hasta creían que este coqueteo que les hizo Ramón fue una brillante estrategia para hacerle morder el polvo a Aguilar.
Cholo Simeone
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