martes, 26 de noviembre de 2013

Cuatro... Cinco... Siete... ¡Cholo Simeone!

Cuatro del Barça al Granada, cinco del Madrid al Almería. Hasta ahí, normal. Y eso que en el Barça faltaba Messi, pero es que tampoco el Granada podía contra con Messi. Y al Madrid le faltó Cristiano durante casi medio partido, pero tampoco el Almería pudo contra con él, ni en ese casi medio partido ni en el más de medio partido anterior. El Barça y el Madrid son apisonadoras alimentadas por su historia, por las taquillas de sus inmensos estadios, por el márketing que les procura su dimensión universal y, si todo eso fuera poco, por el plus del descocado reparto de derechos televisivos. Pero otra explicación tiene lo del Atlético, que a esos cuatro y a esos cinco replicó con siete, en una noche de esas tan frías del Calderón que ponen a prueba a los cabales. Los que en una noche así no faltan se merecen que el equipo les devuelva el esfuerzo. Es verdad que volverían aunque no les compensaran tanta fe. La historia lo demuestra. Pero esta vez sí mereció la pena. Los que se dejaran acariciar por la pereza y el calor casero y eligieran verlo por televisión tendrán ahora un comecome. Hay cosas que mejor haberlas presenciado en directo, y entre ellas está ese gol de Diego Costa. Al Atlético no le sobran cien millones cada año para tapar errores. Al revés. Vive en economía de guerra. Pero tiene un líder llamado Simeone que ha conectado todos los cabos sueltos de esa casa y ha conseguido hacer de aquello un árbol de Navidad. Aquí me cabe mejor la imagen que en el dibujo de quita y pon de Ancelotti. El Atlético siempre tuvo un capital íntimo de fe que no todo el mundo (casi diría que pocos) sabe explotar. Simeone ha sabido. Desde que llegó, ha perdido a Diego y Falcao, pero ni se nota. La monotonía de la Liga de dos se ha alterado con esta irrupción. Es muy de agradecer.

Cholo Simeone

Cholo Simeone

.

.

.

.

.

.