El Cholo avisó que los tres puntos están "primero que nada" y dejó a un costado
el paladar negro. "El Inter y el Real no enloquecen, pero ganan", ejemplificó.
Se le pedía, como ninguna otra cosa, un resultado abultado, la goleada, el juego lindo, vistoso. Paladar negro le llaman. Y este River de Diego Simeone lo hizo, por fin, en el último partido de la primera fase de la Copa Libertadores. Ganó, goleó, gustó por momentos. Metió cinco, se perdió otros. La gente se fue enloquecida. Sin embargo, el Cholo pisó el freno (como siempre), apelando a su lógica de siempre, mostrando que la sangre caliente que le hierve por las venas durante los partidos se enfría cuando se enciende el grabador.
--¿Habían hablado con el grupo de que la gente pedía "juego lindo"?
--Nosotros hablamos de todo. El fútbol es polémica, son gustos y maneras. Yo miro fútbol y el Inter no te enloquece pero gana, el Real no te enloquece pero gana. A mí me gusta ganar, primero que nada.
Y gana. Y no entra en la disyuntiva de elegir una forma de hacerlo: ¿jugando bien o jugando mal? "No creo que haya una manera. Hay estilos, formas de jugar y, como dije, yo veo mucho fútbol. El Inter no te entusiasma, pero va primero y gana casi siempre. Y si ves al Real Madrid, pasa lo mismo. Yo siempre aspiro a jugar bien, porque jugando bien tenés siempre más posibilidades de ganar. Pero quiero ganar...".
La seguridad en el discurso del técnico marca una prioridad en su trabajo, pero sobre todo --en este momento-- enseña una realidad incuestionable: el Cholo necesita de los triunfos para moldear su recorrido en River. Sabe que puede no jugar "lindo", sabe que puede permitirse ganar todos los partidos por diferencia de un gol, armar una defensa sólida, mantener el cero en el arco... Pero no puede no ganar un título por mostrarse vistoso, si es que quiere mantenerse. La carga es pesada (tres años y medio sin campeonatos), aunque no lleve esa responsabilidad.
Esta fue la meta que se planteó Simeone no bien se acercó a Núñez: ganar para acallar voces, para trabajar tranquilo, para hacerse más fuerte y llegar a Europa (su futuro) con mejor palmarés. "Quiero ganar", insiste. Y para lograrlo apuesta por su conducción y por la espontaneidad de los hombres. Parte a parte: "Está la información que le da el entrenador y está el jugador que tiene que responder; cuando empieza a responder a las exigencias y pone su talento al servicio del equipo, se potencia mucho", explica. En ese camino, sostiene que "tenemos la información y jugadores con mucho talento. Ojalá podamos darles las herramientas para que el talento siga resolviendo los partidos". Ganar, de eso se trata.
