jueves, 28 de febrero de 2008

Simeone hizo los cambios que el equipo necesitaba



Ante la urgencia, Simeone decidió apelar a su viejo mecanismo de cuando dirigía a Estudiantes. Los cambios hiperofensivos, su carta bajo la manga desde tiempos en que dirigía a Verón y compañía, fueron, otra vez, el aliado inseparable a la hora de ir a matar o morir. Es que ésa fue la ley de River anoche: mataba o moría.

Primero fue Alexis Sánchez por Paulo Ferrari, en el inicio del segundo tiempo. Luego, metió al chiquitito Buonanotte por Matías Abelairas. De esta manera, paró a Ortega como enlace, Alexis bien tirado a la derecha, Buonanotte por izquierda y Abreu y Falcao en el centro del área para buscar el gol de cabeza.

Con las variantes, River generó gran cantidad de situaciones de gol, aunque por momentos se repitió en pelotazos a los nueves. Aun así, mereció largamente la victoria por prepotencia ofensiva.

Quedó, también con sus cambios, descompensado, pero América no inquietó. Por eso, la cercanía del arco de Navarrete se llenó de jugadores y se vació de claros. Justo cuando River necesitaba eso; espacios.

Alexis Sánchez tuvo pinceladas de su gambeta endiablada y Buonanotte mostró arranques interesantes. Atrás, Ahumada corría por todos y Augusto Fernández capturaba los rechazos que venían desde el área.

Cuidado, tuvo Simeone, además, de su lado a la fortuna. Esa que le hizo, tantas veces, ganar partidos en la agonía. El gol, cuando la ilusión moría, llegó luego de una serie de rebotes. Ortega fue el artífice del grito.

La apuesta del Cholo volvió a dejar en el paladar (negro) de los hinchas el sabor bueno de una victoria casi milagrosa. River lo mereció. Llevó su avalancha ofensiva a tierra rival. River mataba o moría. Y, raro es el fútbol, mató justo en el tiro del final.

Cholo Simeone

Cholo Simeone

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