sábado, 29 de septiembre de 2007

EL GLAMOUR DE LOS SIMEONE



Catorce páginas y tapa le dedica esta semana Caras a Diego Simeone y Carolina, su esposa de 32 años y modelo que retorna a los desfiles.

El espectacular y extraordinario espacio que ocupa la pareja muy pocos de nuestro ambiente y del exterior en los últimos tiempos lo han conseguido en esa revista de Perfil, y en otras publicaciones del género de otras editoriales tampoco se hizo algo parecido.

El concepto central de los Simeone es que no se consideran los Beckham argentinos.
Las fotos grandes por cierto son de gran calidad estética, como los trajes y zapatos que luce Diego en la gramilla cada vez que presenta cuando sale a dirigir a Estudiantes de La Plata.

Lo que no cuenta Caras es que uno de los hijos de la pareja está fichado en las divisiones inferiores de River Plate y que el recibió la secreta oferta para ser el reemplazante de Daniel Pasarella en la dirección técnica de la vapuleada banda roja, sin compromisos con los borrachos de la violencia.

Simeone alienta el regreso de su mujer, Carolina Baldini, al modelaje



A una sola voz, insisten: “Nunca es tarde. Siempre se está a tiempo de retomar un sueño postergado”. Y lo repiten más de un vez durante la entrevista, como si recitaran la moraleja de un relato que cierra un capítulo para comenzar otro nuevo. En este caso, se trata de la historia de Diego “Cholo” Simeone (37) —ex futbolista y actual director técnico de Estudiantes de La Plata— y su mujer, Carolina Baldini (32). Es ella quien toma la palabra y explica: “Hoy, después de haber acompañado a mi marido en su crecimiento profesional y de haber educado a mis hijos siento que es tiempo de volver a hacer lo que alguna vez debí dejar, pero que siempre me gustó: ser modelo”.
Ella tenía 16 años cuando comenzó a prepararse para emprender su carrera en el mundo de la moda. Hizo un curso con Tini de Bucourt y hasta pasó por la agencia de Pancho Dotto. Hizo publicidades para Coca-Cola, Pepsi y La Serenísima. Sin embargo, tres años más tarde, conoció a Simeone y su sueño de ser modelo comenzó a desdibujarse lentamente. “Él jugaba en España y empecé a viajar a Europa para verlo. Y la verdad es que entre viaje y viaje me daba cuenta de que perdía el ritmo, así que sin querer le iba restando tiempo y espacio a mi carrera. Después, a los 21, me casé y a los dos meses quedé embarazada de nuestro primer hijo, con lo que terminé dejando el modelaje. Primero, nació Giovanni, después vino Gianluca y, finalmente, Giuliano, que hoy tienen 12, 9 y 5 años, respectivamente.”
—¿Le costó tomar la decisión de dejar su proyecto profesional?
CAROLINA BALDINI: —No hubo un momento en el que decidí dejar. Todo se fue dando de a poco. Aun así, era consciente de lo que pasaba mientras todo sucedía. Dedicarme a acompañar a mi marido y a mis hijos fue una elección.
DIEGO SIMEONE: —Juntos elegimos el estilo de vida que queríamos, y eso implicaba que ella me acompañaría en todo. Por eso dejó. También es verdad que cuando era más joven yo era muy celoso.
—¿Ahora no?
D.S.: —Hoy tengo la cabeza mucho más abierta que hace unos años.
—¿Entonces, usted le pidió a Carolina que dejara su carrera de modelo, en gran parte, por sus celos?
D.S.: —No, nunca se lo pedí. Fue una elección que ella hizo desde su madurez. Creo que entendió que el lugar que ocupaba en ese momento en mi vida era muy importante para mí. Así pudimos construir una familia impresionante como la que hoy tenemos. Y yo, apoyado en la estabilidad y el equilibrio emocional que ella me daba, seguí adelante con mi carrera de deportista. Es verdad que tenía las herramientas para llegar al lugar que llegué, pero es innegable que ella me facilitó las cosas. Su apoyo fue incondicional. No sé si hubiera hecho lo que hice sin su compañía.
—¿Le costó hacer la concesión de relegar su proyecto personal por su familia?
C.B.: —No, lo hice con mucha alegría.
D.S.: —Es que ella nunca lo tomó como algo definitivo.
C.B.: —Además, siempre continué ligada a la moda. Me hallaba al tanto de cada desfile que se hacía y, el hecho de estar viviendo en ciudades como Milán, me permitía estar cerca del mundo de la moda sin demasiado esfuerzo. Entonces, convencida de que mi alejamiento no era definitivo, pude encarar mi proyecto familiar con mucha alegría y tranquilidad. Y ahora siento que es tiempo de volver.
—Las modelos son cada vez más jóvenes, y usted ya no tiene 19 años. ¿No pensó que el paso del tiempo podría dejarla definitivamente fuera de mercado?
C.B.: —No. Porque siempre me mantuve ligada a la moda y cuidé mi figura. Creo que nunca es tarde para retomar lo que a una tanto le gusta.
D.S.: —Es que ella entendió que en la vida hay un momento para cada cosa. De eso se trata.
—¿Cuidó su cuerpo y su alimentación todos estos años para poder volver a trabajar como modelo? Se dice que usted y su marido son fanáticos del cuidado del cuerpo.
C.B.: —No. Para mí mi alimentación y mi rutina de entrenamiento son un estilo de vida. Pero no soy fanática. Con mi profe, Flavia Pittis, entreno tres veces por semana, una hora y media cada día. Hacemos pesas, trabajos aeróbicos, un poco de todo. Creo que la clave es la alimentación y la perseverancia. Pensá que no paro en todo el año, ni siquiera cuando voy de vacaciones. No fumo ni bebo alcohol, salvo en contadas excepciones. Como pollo, pescado y verduras. Pero me siento bien así. Para mí no significa un esfuerzo.
D.S.: —Lo que valoro de Carolina es su pasión por volver a lo que siempre estuvo dentro de ella. Uno, en su lugar, bien podría quedarse con lo que tiene. Total, después de todo, vive muy cómoda así como está. Sin embargo, es una mujer inquieta que necesita ser ella misma. Y creo que este es el momento ideal para que invierta su energía en explotar todo su potencial.
—¿Esta exposición pública que empieza a tener su mujer, no le provoca temor? ¿Está preparado para escuchar los comentarios que hagan sobre ella? Usted admitió ser muy celoso.
D.S.: —No, no me atemoriza. Tampoco puedo estar pendiente de lo que dice la gente. Con respecto a los celos, uno pasa por distintas etapas y no cela de la misma manera a los 20 que a los 40.
—¿Cuál es la diferencia?
D.S.: —Antes celaba más con el cuerpo y menos con la cabeza. Ahora es a la inversa. ¿Está claro?
—No.
D.S.: —Quiero decir que cuando uno es más chico cela de una manera visceral. Pero con el tiempo, uno madura y pasa las emociones por el intelecto. Entonces, se deja llevar menos por los impulsos.
C.B.: —Y volviendo a lo anterior, me gustaría trasmitir el mensaje que siempre se puede. Toda mujer puede retomar lo que algún día debió dejar por su marido y sus hijos. Nunca es tarde para retomar el sueño que cada una abandonó en pos de su familia. En mi caso, los nenes ya están encaminados, mi marido tiene su carrera y yo me permito pensar en mí.
—¿De quién fue la idea que Carolina volviera a modelar?
D.S.: —Después de tantos años de estar juntos en una pareja hay cosas que se saben, no es necesario decir. Ella me comentó la idea y le dije: “Dale, dale para adelante. Yo te apoyo”. Aunque de moda no entiendo demasiado.
C.B.: —Y sí, en su momento tuve que aprender de fútbol y ahora a él le toca aprender de moda. ¡Sabés la cantidad de comidas en las que estuve sin entender ni una palabra de lo que se hablaba!
D.S.: —Ella aprendió mucho de fútbol, y yo aprenderé con ella de moda. Pero el código va a ser el mismo en ambos casos: aprender pero sin opinar.
—Usted está acostumbrado a tener a su mujer siempre en su casa, dedicada a la familia. ¿No tiene la fantasía que con este trabajo pueda descuidar a los suyos?
D.S.: —No, absolutamente no. Ella fue y será una madraza. Con respecto a mí, creo que la mujer es mucho más mujer, más atractiva, cuando logra desarrollarse en su plenitud. La vida de una pareja es larga y es bueno permitir que la relación evolucione, que los escenarios se renueven. Creo que esto va a alimentar a nuestra pareja. Nosotros no somos los mismos que cuando éramos chicos, así que no tenemos por qué seguir manteniendo una pareja como la de los 20 años. Los cambios son necesarios. Y además, como hombre, lo mínimo que puedo hacer por ella es acompañarla para que pueda ser ella misma. Sobre todo, después del apoyo que Carolina me dio en todos estos años.
—¿De qué manera la acompaña?
D.S.: —Haciéndole saber que siempre estoy con ella.
—¿Le permitiría hacer cualquier cosa, o le aclaró lo que no le gustaría que hiciera? ¿Le molestaría, por ejemplo, que hiciera un desnudo?
D.S.: —En toda pareja hay códigos que surgen a partir del conocimiento mutuo. Ella será quien decida qué hacer y qué no.
C.B.: —Los límites los voy poner yo.
—A partir de las fotos que hicieron juntos, la referencia a la pareja de David Beckham y Victoria Adams es inmediata. Marido futbolista, mujer ligada a la moda, ambos atentos al cuidado de su cuerpo y su imagen personal. Son glamorosos, tienen dinero, hijos en común. ¿Se sienten los Beckham argentinos?
C.B. y D.S.: —Eso dicen, ¿no? Escuché a varios decir que somos los Beckham argentinos. Pero nosotros no lo creemos, no nos sentimos así.
—¿Usted es una consumidora compulsiva de la moda como la mujer de Beckham?
C.B.: —La ropa me gusta mucho, pero no compro en forma compulsiva. Es más, hay cosas que podría comprar y no lo hago porque me parece que tienen un precio disparatado.
D.S.: —Es cierto. No gasta demasiado en ropa. A pesar que tampoco se lo reprocharía, porque me encanta verla linda.
—Ahora que su mujer va a empezar a ganar su propio dinero, ¿sueña con poder dejar el fútbol y vivir del trabajo de ella?
D.S.: —No, para nada. Mi sueño es seguir ligado al fútbol por mucho tiempo más.l

Carolina Baldini, la mujer fatal que dejó todo por Simeone



Carolina Baldini es, además de la esposa de Diego "Cholo" Simeone, una modelo que dejó su carrera hace años para acompañar el crecimiento profesional de su marido.
Hoy, con tres hijos y un cuerpo casi perfecto, decidió retomar su carrera. Y para volver a empezar, una producción de fotos infartantes.

Tiene 32 años. Se llama Carolina Baldini. Es la mujer de Diego “Cholo” Simeone. Después de dejar el modelaje por la familia, dice, se da permiso para pensar en ella. Morocha, de ojos grandes y marrones, de buena figura y curvas para resaltar. Así es la esposa del técnico de Estudiantes de La Plata. Las imágenes lo demuestran y ya no quedan dudas: Baldini pide pista.

“Hoy, después de haber acompañado a mi marido en su crecimiento profesional y de haber educado a mis hijos siento que es tiempo de volver a hacer lo que alguna vez debí dejar, pero que siempre me gustó: el modelaje”, reflexiona Carolina.

A los 16 años comenzó en el mundo de la moda. Pasó por la agencia de Pancho Dotto, realizó publicidades para primeras marcas. Pero conoció a Simeone y decidió seguirlo por el mundo mientras el ex futbolista viajaba de equipo en equipo. Luego vinieron los hijos, Giovanni (12 años) Gianluca (9) y Giuliano (5), cuenta la revista Caras.

El tiempo pasó y Carolina Baldini vuelve con todo al modelaje. ¿Cómo? En una producción fotográfica impecable bajo la supervisión de Gabriel Roca. Mirá la galería de imágenes y el retorno de Baldini, a sus 32, al mundo de la moda.

"Soy del Pincha por el Cholo"


Como todo hincha del Atlético de Madrid, el ex delantero tiene devoción por Simeone. Así es que sigue desde España los partidos de Estudiantes y paseó la camiseta albirroja "por todo mi país" después del título del Apertura 2006.

T odo lo que tiene de mito en el Atlético de Madrid lo iguala en simpatía. Toda su grandeza y su prestigio como jugador lo equipara con la cercanía que refleja del otro lado del teléfono. Divertido, anti-divo y amiguísimo del Cholo Simeone, Kiko desnudó un inesperado perfil pincha.

—Mito del Atlético e hincha de Estudiantes, ¿y eso cómo se explica?

—Soy del Pincha. Y esto nace a partir del Cholo. Yo quiero que él gane siempre, en todos lados. Y cuando lo escucho hablar maravillas de cómo lo trataron, de lo bien que se siente en ese club, es imposible que no le tomes afecto. Esta temporada no lo he visto, pero igual le tengo confianza. Además, está la simpatía parte por los colores compartidos. Y eso, unido al cariño que siento por el Cholo, pues ya ves. Es increíble la devoción y el amor que tiene por este deporte. Y desde aquí tiene todo mi apoyo.

—¿Te sorprendió como entrenador?

—Del Cholo no me sorprende nada. Ni que le salga todo bien, ni que si le salga muy mal y se levante. Algo lo puede dejar tocado, pero sale adelante. Cree mucho en él y en su propuesta.

—Es una pena que no pudieras ver la final contra Boca.

—Tuve la chance de ir a ver la final para Cadena COPE, pero no... Es que no había ido ni una vez en la temporada y tú sabes cómo son el Cholo y el Profe Ortega: bastaba con que yo fuera al estadio y Estudiantes perdiera para que me pusieran el cartel de gafe. ¿Mufa le dicen allí, no?

—Sí, mufa. Pero, ¿es para tanto?

—Mira, es la espina que me ha quedado: ir a ver la final contra Boca. Me tuve que quedar en tierra por miedo de que me pongan ese San Benito por el resto de mis días. El Cholo respeta mucho las cábalas, el traje negro perfecto... Es muy dado a eso cuando las cosas salen de cara. Y con el Profe, se han juntado el hambre y las ganas de comer.

—¿Al menos viste la definición por TV?

—Uf, qué nervios, macho.

—¿Seguís al Pincha cada fin de semana?

—A tope. Tengo amigos en la Argentina, llamo y me dicen cómo salió el equipo. Cuando salió campeón, me puse la camiseta de Estudiantes debajo de la chaqueta y salí así por toda España. Tengo en mi teléfono una foto que me mandaron mis amigos argentinos del Cholo: se lo ve besando mi imagen con la camiseta.

—¿Lo ves en el banco del Atlético o en el de la Selección Argentina?

—Todos lo quieren. Lo de Argentina, no me extraña, conociendo su capacidad y lo que significa para la Selección. Pero en el libro del Atlético de Madrid, por sentimiento y agradecimiento, hay una página en blanco destinada al Cholo. Como le pasó a Camacho en el Real Madrid: el destino final de él debe ser el Atleti. Sé que tarde o temprano vendrá.

—¿De jugador era muy obsesivo con la táctica?

—Su fuerte era el aspecto táctico: el equilibrio, el orden. Y en las comidas, empezaba a armar jugadas con los vasos, tenedores, platos. No hubiese podido comer nunca en un restaurante marroquí, jeje, porque con las manos no podría armar sus jugadas. Aunque, conociéndolo, algo hubiera hecho con el mantel.

—¿Seguís jugando con el Mono Burgos en el equipo de amigos llamado Los desperdicios?

—Nos eliminaron por ser respetuosos con el nombre del equipo.

—¿..?

—En un mismo día teníamos que jugar tres partidos. Pero al llegar al segundo, nos caímos cinco jugadores. Que golpe, que contractura, que esto, que lo otro... ¡Los verdaderos desperdicios!

—¿Lo ves a Burgos como futuro técnico?

—Sí. Ahora entrena porteros en Segunda B y empezó el nivel dos del curso de entrenadores. Está algo liado (a full).

—¿Otro Cholito?

—Nooo, el Mono y Diego son tan distintos como la música que escuchan.

—Con tantos amigos argentinos...

—Sí, tengo que ir a la Argentina. Mi sueño es conocer Australia, Nueva York y Argentina. ¡Joder, es una de mis grandes ilusiones!

martes, 4 de septiembre de 2007

Hablemos claro



El plantel y el cuerpo técnico mantuvieron una charla llena de autocrítica. La idea es salir adelante juntos...
uarenta minutos entre el plantel y el cuerpo técnico, luego veinte entre los jugadores exclusivamente... Estudiantes necesitaba hacer introspección y autocrítica luego de un rendimiento muy pobre y una derrota dura y dolorosa ante San Martín, en San Juan, y de conseguir tan solo un punto de los últimos doce en juego.

La escena se vio ayer al mediodía en el Country, al finalizar el entrenamiento matutino. Primero, fue el cuerpo técnico, encabezado por el Cholo Simeone, el que llevaba la iniciativa discursiva. Después, fue Juan Sebastián Verón, el líder natural del plantel y voz de mando, el más locuaz en la charla exclusiva de los futbolistas del Pincha.

Entre todos, procuraron reconocer las razones futbolísticas, tácticas y anímicas de este mal momento, y así, establecer las pautas para el futuro del equipo. "Son momentos para charlar, para saber lo que a uno le molesta del otro, diciéndose las cosas cara a cara. Este es un problema que debe ser resuelto por hombres, entre los que me incluyo. Somos nosotros los que tenemos que aparecer", razonó el arquero Mariano Andujar, y deslizó una frase que esconde una fuerte autocrítica: "Ahora hay una tranquilidad, pero una tranquilidad mala. Debemos demostrar que tenemos ganas y hambre para sacar esto adelante".

Con esas palabras el arquero acaso haya querido deslizar que el equipo se desvió de los grandes objetivos descansando, tal vez, en los que ya alcanzó (léase el campeonato Apertura 2006 y clasificación a las Copas Libertadores y Sudamericana). "Debemos esforzarnos para no tirar todo por la borda", completó.

Además, Andújar sostiene que el equipo puede reaccionar a tiempo. "No hay ningún equipo que haya hecho algo diferente en este campeonato. Estoy convencido de que vamos a pelear bien arriba; todos estamos seguros de que vamos a terminar peleando el campeonato", aseguró.

Y ya con la mente puesta en lo que será el partido revancha de mañana ante Lanús, por la Sudamericana, el arquero del Pincha también se mostró llenó de optimismo: "No es alarmante el resultado (NdeR: el partido de ida terminó 2 a 0 a favor de Lanús); en varias ocasiones ya hemos hecho varios goles"

Cholo Simeone

Cholo Simeone

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